Ortega y Gasset: "La rebelión de las masas 2"

Bien, veamos hasta que punto es profética la obra de Ortega;  Ortega previó efectivamente, el fracaso del bolchevismo y el fascismo, a los que consideraba dos intentos “nuevos” de política en Europa, dos ejemplos de regresión sustancial no por el contenido en sí de sus doctrinas, sino por la manera anti-histótica, anacrónica, con que la tratan… “la cuestión no está en ser o no ser comunista y bolchevique. No discuto el credo. Lo que es inconcebible y anacrónico es que un comunista de 1917 se lance a hacer una revolución que es en su forma idéntica a todas las que antes ha habido y que no se corrigen en lo más mínimo los defectos y errores de las antiguas […] Invirtiendo el signo que afecta al bolchevismo, podríamos decir cosas similares al fascismo.”

Para Ortega, eran movimientos típicos de hombres-masa dirigidos por hombres mediocres, extemporáneos y sin larga memoria… he aquí un nuevo concepto que introduce Ortega, la “conciencia histórica”  entendida como la capacidad que tiene el hombre de aprender del pasado: “El saber histórico es una técnica de primer orden para conservar y continuar una civilización provecta. No porque dé soluciones positivas al nuevo cariz de los conflictos vitales –la vida es siempre diferente de lo que fue-, sino porque evita cometer los errores ingenuos de otros tiempos[…] esta es la situación de Europa, las gentes mas cultas de hoy padecen una ignorancia histórica increíble. Yo sostengo que hoy sabe el europeo dirigente mucha menos historia que el hombre del siglo XVIII y aun del siglo XVII. Aquel saber histórico de las minorías gobernantes hizo posible el avance prodigioso del siglo XIX […] pero ya el siglo XIX comenzó a perder “cultura histórica”, a pesar de que en su transcurso los especialistas la hicieron avanzar mucho como ciencia. A este abandono se deben en buena parte sus peculiares errores, que hoy gravitan entre nosotros. En su último tercio se inició –aún subterráneamente- la involución, el retroceso a la barbarie; esto es, a la ingenuidad y primitivismo de quien no tiene u olvida su pasado”. Efectivamente Ortega considera que “Europa no tiene remisión si su destino no es puesto en manos de gentes verdaderamente “contemporáneas” que sientan bajo sí palpitar todo el subsuelo histórico, que conozcan la altitud presente de la vida y repugnen todo gesto arcaico y silvestre. Necesitamos de la historia íntegra para ver si logramos escapar de ella, no recaer en ella”.

La máxima crítica, por tanto, que lanza contra ambos movimientos reside en su error al olvidar o no considerar el pasado.

Otra de las ideas o mejor dicho, preguntas, que Ortega lanza en su obra y que han hecho que sea definida como profética, no es otra que la de  ¿Quién manda hoy en el mundo? Como ya hemos señalado con anterioridad, Ortega cree en la necesidad de que alguien dirija a la masa, de que las minorías cualificadas sostengan en todos los órdenes la dirección de la masa. Así, él considera que no solamente existen hombres-masa, sino también pueblos-masa… “pueblos-masa resueltos a rebelarse contra los grandes pueblos creadores, minoría de estirpes humanas, que han organizado la historia”. Efectivamente para Ortega, Europa ha sido la encauzadora de la historia de la humanidad, la creadora de un sistema de normas cuya eficacia y fertilidad han demostrado los siglos. Normas que quizás no sean las mejores posibles, pero que son, sin duda, definitivas mientras no existan o se columbren otras: “Para superarlas es inexcusable parir otras”. Así, Ortega considera que “los pueblos-masa han resuelto dar por caducado aquel sistema de normas que es la civilización europea, pero como son incapaces de crear otro, no saben qué hacer, y para llenar el tiempo se entregan a la cabriola […] Es verdaderamente cómico contemplar cómo esta o la otra republiquita, desde su perdido rincón, se pone sobre la punta de sus pies e increpa a Europa y declara su cesantía en la historia universal” No hay que equivocarse, Ortega se está refiriendo claramente a América y a Moscú, continente el primero, al que considera “el paraíso de las masas”…

A estas alturas, resultaría fácil confundir a Ortega y declararle anti-americano, no obstante esta suposición resultaría a todas luces errónea, por cuanto la cuestión no es tan sencilla…

Como ya hemos visto, Ortega opina que solamente la conciencia histórica puede salvar al hombre de cometer errores, así, “América es fuerte por su juventud, que se ha puesto al servicio del mandamiento contemporáneo "técnica", como podía haberse puesto al servicio del budismo si éste fuese la orden del día. Pero América no hace con esto sino comenzar su historia. Ahora empezarán sus angustias, sus disensiones, sus conflictos…”, América, por tanto, según el propio Ortega carece de una trayectoria histórica lo suficientemente larga como para considerarla preparada para “gobernar” el mundo “América no ha sufrido aún; es ilusorio pensar que pueda poseer las virtudes del mando”

Si entonces América no se encuentra preparada para “gobernar” y Europa, según coetáneos al autor, se encuentra en crisis, ¿Quién manda hoy sobre el mundo? Ortega en este sentido es totalmente tajante “Europa siente graves dudas sobre si manda o no, sobre si mañana mandará […] Quien evite caer en la consecuencia pesimista de que nadie va a mandar, y que, por lo tanto, el mundo histórico vuelve al caos, tiene que retroceder al punto de partida y preguntarse en serio: ¿Es tan cierto como se dice que Europa esté en decadencia y resigne el mando, abdique? ¿No será esta aparente decadencia la crisis bienhechora que permita a Europa ser literalmente Europa? La evidente decadencia de las naciones europeas, ¿no era a priori necesaria si algún día habían de ser posibles los Estados Unidos de Europa, la pluralidad europea sustituida por su formal unidad?” Si, Ortega acaba en 1930 de asegurar el nacimiento de lo que hoy denominamos Unión Europea….










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