Sandor Marai, El último encuentro

“El hombre hace suyo un lugar no sólo con el pico y la pala, sino también con lo que piensa al picar y palear”

El autor:

Sándor Marai es una víctima más del descalabro de la segunda guerra mundial y, en particular, de la incuria comunista, pues sus libros, muy leídos en la época, fueron prohibidos (en realidad él no quiso que se publicaran en Hungría mientras su país estuviera bajo la bota comunista) y su memoria destruida cuando marchó al exilio donde vivió cuarenta años.

En lugar de cambiar de lengua, como hizo por ejemplo Nabókov quien, harto de que nadie leyera sus novelas rusas escritas en el exilio decidió pasarse al inglés con la fortuna de todos conocida, Márai, autor prolífico, siguió escribiendo en húngaro, idioma de esacasísima difusión pues sólo la hablan 13 millones de personas en el mundo, de las cuales 3 millones están fuera de Hungría.

Márai nació en 1900, en una aldea húngara, hoy eslovaca. Pertenecía a la burguesía cosmopolita de principios de siglo (su verdadero nombre era Groschmid, familia sajona que se instaló en Hungría en el siglo XVII) y sus novelas son un retrato de las clases acomodadas, cultas y refinadas de la época. Por eso tal vez él, que era conocido como el Proust húngaro, tituló sus memorias Confesiones de un pequeño burgués y fue tan odiado por los comunistas. Al mismo tiempo era un liberal convencido, que detestaba la violencia y se opuso al fascismo. En 1948 se marchó de Hungría, asqueado, y este exilio supuso el final de su celebridad. Vivió en Francia, Italia y luego se marchó a Canadá para terminar en San Diego, California donde se suicidó, en 1989, pocos meses antes de que cayera el muro de Berlín.

Había publicado en su país unos cuarenta libros entre poesía, teatro, artículos, diarios, memorias y novelas, algunos traducidos al español y publicados en José Janés y Destino durante los años 40 y 50: El divorcio en Buda, A la luz de los candelabros (hoy retraducida como El último encuentro) y unas cuantas más que conocieron, todas ellas, sucesivas ediciones. La vigencia de sus textos está avalada principalmente por su extraordinaria calidad. Si El último encuentro es la novela de la amistad traicionada y de la búsqueda de la verdad, La herencia de Eszter es la novela del amor sin esperanza (“los amores sin esperanza son los únicos que duran", dice uno de los personajes de la novela). Los protagonistas de su mundo literario son las clases acomodadas y cultas y sus grandes temas son existenciales y morales. El tiempo, el gran enemigo, se convierte a su vez en aliado y permite un retrato en perspectiva de esas vidas intensas y ricas que, en el plazo de un solo día, despliegan todos sus sentimientos y experiencias en una densa y bellísima trama narrativa.

La Obra:

Después de más de cuarenta años sin verse, el general y Konrád se encuentran en la mansión de aquél, un pequeño castillo de caza en Hungría, para aclarar el secreto que ha guiado sus vidas. Este reencuentro es lo único que les empuja a seguir viviendo ahora que no son más que un par de ancianos. Konrád llega en el carruaje. El general ha dispuesto todo como la última vez que se vieron, cenando en aquella misma sala. Sólo falta Krisztina, eje alrededor del cual se plasma el misterio.
Sándor Márai logra atrapar al lector a través de una serie de interrogantes abiertos y de unas imágenes meticulosamente descritas que crean la atmósfera necesaria para plasmar una serie de  ideas que llegan con total intensidad al lector. La totalidad del libro, en efecto, es un inmenso monólogo con el que al hablar el general a Konrád, Márai se comunica directamente con nosotros. Así, temas tan universales como el amor o la amistad cobran fuerza haciéndose incluso novedosos para aquel que lee.

La tensión aumenta línea tras línea sin perderse en ningún momento del relato, los interrogantes que Márai presenta, se vuelven, incluso a medida que vamos leyendo, una necesidad, necesidad de alcanzar una respuesta, de alcanzar un fin… Márai juega con nosotros sumergiéndonos en preguntas sin respuestas, en pausas bien administradas, dándonos pequeñas dosis de verdad en el monólogo que él describe, monólogo, por otra parte plagado de luces y sombras, de poesía y de realidad.
El último encuentro nos sumerge en otra época en la que determinados valores morales siguen vigentes, la lealtad, la fuerza de la amistad y del amor apasionado, la rivalidad o la sensibilidad extrema son algunas de estos valores que Márai logra hacernos llegar a través del monologo poético de un viejo que vive por y para encontrar un por qué lejano…

La obsesión por el pasado del general es algo vivo y tangible, algo desgarrador que le impide rehacer su vida, acaso por extremismo emocional, acaso por imposibilidad de volver a confiar en alguien que no sea su vieja nodriza. Sea como sea, el pasado llega a nosotros con intensidad, trasladándonos ahora aquí, ahora allí, a través del suave calor que surge de la chimenea encendida en torno a la cual se encuentran los dos personajes.


Comentarios